You are here

Gestionando la frustración en tres puntos

Forums: 

Seguramente a todos nos ha ocurrido alguna vez el sentirnos "atrapados" en circunstancias vitales de las que no sabemos salir. ¿Un profesor te suspende sistemáticamente los exámenes y cuando vas a revisarlos se ríe de tí y te pone un cero por una palabra en un exámen de física que por lo demás es perfecto? ¿Has tenido un problema con alguien que se niega a hablar del tema? El problema principal de la frustración radica en que no enfocamos claramente el origen de nuestra angustia vital. No se trata realmente de si ese profesor es una persona mediocre que abusa de su posición sobre alguien que pueda ser mas o menos brillante que él o de que si esa persona que se niega a hablar es idiota o no. Todo el mundo tiene derecho, para bien o para mal a elegir su camino y la vida ya se encargará de dilucidad los problemas de esas personas, si es que realmente tienen alguno. Como puede que ahora mismo la vida está haciendo contigo.

El primer punto para gestionar la frustración, como con la mayoría de los problemas que no son de necesidades básicas como la salud es hacernos la siguiente pregunta : ¿Qué me quiere enseñar la vida?
Ser capaz de convertir un problema en una oportunidad de mejora es trazar para nosotros la linea divisoria (puede parecer cruel pero es real) entre triunfadores y fracasados, entre las personas que buscan soluciones mejorando el mundo y las personas que buscan el consuelo para sus problemas en grupos de memez colectiva (que terminan usurpándoles su potestad en pro de manipuladores que alimentan sus heridas). La forma de ver el mundo cambia completamente los resultados así como los frutos de las interacciones sociales y la auto-imagen. Quizá requiere esfuerzo, pero es una primera inversión valiosísima en uno mismo.

Con esta idea bajo el brazo, podemos hablar con amigos, huyendo de que nos den la razón en lo mala malísima que es aquella u otra persona. Eso no ayuda, solo refuerza el auto-engaño en lo que no queremos ver: el problema es nuestro.

Si, es posible que en la vida nos crucemos con malas personas (que a veces no son tan malas, están llenas de heridas y tan rotas por dentro que si pudiésemos verlo, nos sonrojaríamos de pena y vergüenza). Siempre es mejor pensar que incluso las malas personas actúan mal por sus propios problemas que porque tienen un problema con nosotros. No pongas nunca tu valía en manos de la opinión de otros.

El núcleo de la frustración es algo que podríamos describir como la sensación de que "no hay salida". Es como las cadenas de auto-justificación lógica cerradas, en las que hay un bucle de consecuencias encadenadas que dan la apariencia de que no hay solución. Pero al igual que en éstas, es mentira. Si examinas con detalle esa cadena, encontrarás siempre un eslabón débil. Repasa los hechos uno por uno: seguro que aquel paso mas trivial o sobre el que pasas mas rápido es la puerta falsa.

"Es que no quiere hablar conmigo y dejarme que le explique..." - Tonterías. Nadie tiene porqué escucharte si no quiere hacerlo. ¿Por qué habría de hacerlo? ¿No puedes simplemente olvidar el tema y dejar que esa persona siga viviendo lo que quiere vivir? Si te molesta tanto lo que otros piensen o lo que algunas personas piensen, les estas dando poder sobre ti. ¿Te has parado a pensar en ello siquiera o te ha cegado la necesidad vital de que tu mundo sea perfecto?

"Es que mi profesor no es justo ... "- Vale. ¿Y? La vida no es justa. Te voy a hacer una pregunta simple: ¿Te sentirías mejor si ese "profesor" se lo hiciese a otra persona que no fueses tu? He ahí la clave de la cuestión. Nos duele porque todo el mundo debería querernos, ¿no? Intentamos ser buenas personas, no nos merecemos esto. Lo lamento, la vida no es así. Y te vas a cruzar con muchos hijos (e hijas) de puta (perdón por hablar mal) y también con idiotas que te pueden desgraciar la vida si les dejas. Aquí personalmente debo hacer una nota y es que prefiero antes cruzarme con un cabrón que con un idiota. El primero tiene al menos una remota posibilidad de cambiar.

El segundo punto para gestionar la frustración es que zanjes cualquier pensamiento bueno o malo sobre aquello externo que fue el detonante de la situación que vives. Y piensa que si una aguja explotó un globo, es porque éste ya estaba hinchado. Dale la vuelta a la situación. Yo estoy escribiendo esto precisamente porque he recorrido este camino. Y he conseguido estar agradecido por lo que me ha ocurrido, pese a que ahora mismo y de forma mas tranquila, diría que no era para nada la intención de quién me originó este proceso. Yo decido sobre mis emociones. Se trata de un equilibrio entre rebeldía, sensatez y dignidad vital. Es sencillo enojarse o sufrir. Hacer las cosas bien, como tomar medicinas, es mas costoso. Aunque realmente no es importante hazte la siguiente pregunta : ¿A quién o qué le dejo que me cambie por dentro? ¿A algo hermoso o a una persona que vale la pena o a una situación dolorosa o a una persona tóxica? La empatía es un don admirable, pero debemos dirigirla hacia la luz.

¿Debería ir al psicólogo? Esta es una pregunta que he oído varias veces. La verdad es que solamente una vez en mi vida he pensado en ir a un psicólogo y era para hablarle sobre un paciente suyo, aunque al final desestimé la idea porque no me gusta relacionarme con personas que viven de los problemas emocionales de otros (no hablo de situaciones de estrés pos-traumático o de terapeutas vocacionales que atienden a colectivos con problemas específicos, sino de psicólogos de consulta privada). Desafortunadamente he conocido bastantes psicólogos que "cronifican" a sus pacientes. La gente buena suele pensar que todos son como ellos, y por desgracia esto no es así. A fuer de oír problemas, a algunos les acaban importando un rábano lo que oyen y solo aprenden a interpretar y sorprender para enganchar mejor a sus pacientes con reflexiones sacadas de una revista de subscripción mensual. Preparan las sesiones como el cura el sermón del domingo. Una de cal y una de arena y todo el mundo sale sintiéndose mejor que como ha entrado, pero solo es una sensación, no hay un trabajo interior real. Esta es mi opinión y puedo estar totalmente equivocado. Yo intentaría hablar con amigos, con gente que me conoce y aprecio: ¿Tu que harías?

Este verano pasé una mala racha y me encontré expuesto a una situación de frustración bastante intensa. Alguien me había hecho un "golpe de ariete" absolutamente perfecto (ya escribiré sobre esto mas adelante). Normalmente yo resuelvo estas situaciones rápidamente, antes de que vayan a peor, de la forma mas simple: hablando. Pero recibí un cierre en banda. Hoy me da la risa de como pude ser tan estúpido. No puedo saber si fue hecho a propósito o fue consecuencia de la inmadurez o los problemas psicológicos de quien me lo hizo, pero ya hace mucho que he aprendido a no interpretar las intenciones y quedarme solamente con los hechos. Quién mas me ayudó a salir de este torbellino emocional fue una compañera de piso y amiga de tiempos de la universidad que me conoce bien. Me sinceré con ella, le conté todos los errores que había cometido y vi en ella esa mirada que se ve en alguien que es capaz de imaginar, entender y vivir en su mente lo que me había pasado. Fue un día agradable, me hizo sentirme bien y me dio las indicaciones que recojo en este documento quizá con mi propio discurso después de trabajarlas internamente.

Pese a que sé que el dicho de que "las personas no cambian" se aplica en el 99.99 de los casos, sigo teniendo esa necesidad infantil de querer ayudar y me atraen enormemente ciertas personas con problemas. La frustración es frecuente en personas que pretenden ayudar a otros si lo hacen buscando algún tipo de compensación emocional, aunque solamente sea hacerles sentirse bien. Uno podría pensar ingenuamente que sentirse bien por ayudar a otros no es malo. La pregunta aquí es otra: ¿necesitas ayudar a otros para sentirte bien? Eso sí es un problema. Uno sabe las recetas pero no siempre se las aplica. No es malo sentirse bien por ayudar a otros. Es mal indicador el necesitarlo y sobre todo es mal indicador esperar agradecimiento (este afortunadamente no es mi caso y espero que sea así para ti). El mantra personal "no se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado" no funciona cuando alguien parece necesitar ayuda, se abre a comentar contigo temas vitales e íntimos y de golpe te rechaza bruscamente: ha puesto en marcha un mecanismo interior de autosatisfacción que no debería haber estado ahí y cuando te hace parar en seco se produce un "golpe de ariete" y la frustración que procede de todos los procesos de ideación que se habían encadenado alegremente a esa proyección. Aún estoy asombrándome y agradecido de cuanto he aprendido de mi proceso de frustración. Lo que me lleva al siguiente punto:

El tercer punto para gestionar la frustración es quizá el mas importante para mí: Quiérete a ti mismo. A ver. No hablamos de narcisismo, hablamos de cuidarnos. ¿Qué cosas has dejado de hacer en la vida que te hubiese gustado hacer? Si vives en pareja, ¿te has dejado ir y has renunciado a sueños que forman aun parte de tu interior? ¿Qué te haría sentirte mejor contigo mismo? No es egoísta pensar un poco en uno mismo de vez en cuando. ¿que necesito? ¿Irme a París o a Moscú un fin de semana? Pues coge la puerta y hazlo. Vuelca tus emociones en cosas alcanzables. Dale la vuelta a los pensamientos: Un profesor que no se esfuerza en cumplir con su trabajo y ser justo, no merece ser tu profesor. Cancela tu su curso con él y serás tu quien lo suspenda a el. Una persona que se niega a hablar contigo y a aclarar las cosas posiblemente no merece que hables con ella y prefiere que las cosas no se aclaren por motivos que no puedes ni llegar a imaginar. Hay personas que entran en modo "pánico" y aunque sea una película ficticia, es real para ellas. Lo mas sensato es buscar la manera de cortar el diálogo y dejarles un espacio de seguridad que también te conviene a ti.